En Microbiología el sistema tradicional, y el más usado actualmente para la detección de microorganismos, consiste en la observación de su crecimiento en sustancias alimenticias artificiales o medios de cultivo preparadas en el laboratorio. Así, cada microorganismo crece en unas condiciones concretas de pH, temperatura, nutrientes…
De este modo, al sembrar una muestra biológica concreta (alimentos, aguas,…) sobre un medio específico, el crecimiento nos indicará de la presencia y el número de microorganismos en ese medio.
A partir de mitad de los 80, se desarrolla una nueva técnica de biología celular, la PCR (Polymerase Chain Reaction) que consiste en la amplificación de ADN de una muestra biológica concreta.
Conceptualmente muy sencilla, la técnica consiste en que la enzima encargada de la síntesis de ADN, la ADN Polimerasa, detecte el ADN que debe amplificar. Para ello se añaden dos sondas del ADN a amplificar, que se corresponden con parte del material genético del microorganismo a detectar.
El termociclador es el aparato que, mediante sucesivos cambios de temperatura, consigue que la doble hebra se separe para que posteriormente se fijen esos pequeños fragmentos de ADN llamados cebadores, que reconocerá la ADN polimerasa para sintetizar la cadena complementaria a la que queda libre (ver imagen).
La técnica es a la vez sencilla y efectiva. Se utiliza en la actualidad para la detección de numerosas enfermedades y patógenos.
En la detección de muestras biológicas, como por ejemplo la detección de Legionella pneumophila de una muestra de agua, tiene el inconveniente de poder concluir falsos positivos ya que no diferencia ADN de microorganismos vivos de muertos.
Equipo HS Consulting