La alarma ha saltado por la retirada de tartas de chocolate y caramelo que la cadena de muebles Ikea ha tenido que hacer en 23 países después de que las autoridades sanitarias chinas requisaran el pasado año cerca de dos toneladas de estos postres importadas desde Suecia por detectar en ellas altos niveles de bacterias comúnmente presentes en el tracto intestinal humano, lo que puede indicar una contaminación fecal.
En un principio se pensó que se trataba del tipo coliforme, que suelen presentarse en las heces humanas y de otros animales de sangre caliente, como caballos. Un portavoz de la compañía declaró que la bacteria puede haber llegado a las tartas de varias maneras: con agua contaminada o si un operario que haya descuidado la higiene.
En España, algunas cadenas de restaurantes, como McDonalds, hacen del lavado de manos un ritual: «Antes de entrar en cocina, el personal se lava las manos y los antebrazos con un jabón bactericida durante al menos 20 segundos, además de siempre que es necesario. Este sistema contribuye a la seguridad de los alimentos manipulados en nuestros restaurantes».
Las recomendaciones, según la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), se extienden también al ámbito del hogar: «lavarse las manos antes de preparar alimentos y después de ir al baño; lavar cuidadosamente todas las superficies y el menaje usado durante la preparación de la comida, proteger los alimentos y la cocina de insectos, mascotas y otros animales, y guardar los alimentos en recipientes cerrados».
Bacterias, virus…
La contaminación alimentaria no es pues infrecuente. Bacterias y virus de origen fecal, hongos, parásitos, contaminantes tóxicos naturales, ambientales (mercurio, cadmio, etc.) o agrícolas (pesticidas, fertilizantes, etc.) e incluso de los propios envases de plástico o de metal pueden llegar a contaminar los alimentos. Pero además, los alimentos puede contaminarse con cosas como huesos, astillas, cristales, trozos de madera y metal e incluso animales muertos.
Rodeados de microbios
Vivimos rodeados de microorganismos: sólo en nuestro lugar de trabajo habitan 10 millones de microbios.
Móviles que no dejamos de utilizar, picaportes, ordenadores, etc. son la residencia habitual de estos gérmenes. Un reciente estudio advertía que uno de cada seis teléfonos móviles en el Reino Unido está contaminado con bacterias fecales. Las causas, según los expertos de la London School of Hygiene & Tropical Medicine and Queen Mary, pueden estar relacionadas con el hecho de que las personas no se lavan bien las manos después de acudir al baño. Y, lo más preocupante de este trabajo era que en el 16% de las manos y el 16% de los teléfonos se encontraron muestras fecales de E. coli. La E. coli (Escherichia coli) se asocia con molestias de estómago y se ha implicado en casos graves de intoxicación por alimentos, como el brote fatal de la cepa O157 en Alemania de junio de 2011.
Poca higiene
No hay datos precisos, pero se calcula que 1 de cada 4 personas no se lava las manos con la frecuencia deseada, en especial después de ir al baño. Una práctica poco solidaria que favorece la transmisión de las infecciones más comunes, producidas por virus respiratorios y entéricos.
En este sentido, la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) recuerda que el 80 por ciento de las infecciones se contagian a través de las manos, por lo que una sencilla medida, como es el lavado de manos, puede prevenir su transmisión.
Por eso, el CDC ha establecido una serie de recomendaciones, extrapolables a cualquier país:
¿Cuándo debe lavarse las manos?
Antes, durante y después de preparar alimentos.
Antes de comer o beber.
Antes y después de atender a alguien que esté enfermo.
Antes y después de curar heridas o cortaduras.
Después de ir al baño.
Después de cambiar pañales a un niño o limpiarlo después de que haya ido al baño.
Después de sonarse la nariz, toser o estornudar.
Después de haber tocado animales, alimento para animales o excrementos de animales.
Después de tocar basura.
¿Cuál es la forma correcta de lavarse las manos?
Mójese las manos con agua corriente (tibia o fría) y enjabónelas.
Frótese las manos hasta formar espuma y restriéguese bien; asegúrese también de restregarse el dorso de las manos, entre los dedos y debajo de las uñas.
Siga frotándose las manos durante 20 segundos.
Enjuáguese bien las manos con agua corriente.
Séqueselas con una toalla de papel o un secador de aire.
Más información: http://www.abc.es/salud/noticias/lavarse-manos-cuestion-higiene-14431.html