Alergia o intolerancia.
Antes de comenzar a tratar el asunto de las alergias alimentarias es muy conveniente establecer una línea de separación clara con las intolerancias alimentarias. La principal diferencia es que en las intolerancias no se ve implicado el sistema inmunológico y la sintomatología es puramente gastroinestinal.
Un ejemplo de intolerancia alimentaria es la intolerancia a la lactosa, causada por la incapacidad de producir una enzima digestiva (lactasa), que digiere el azúcar presente en la leche (lactosa).
En las alergias alimentarias, necesariamente se ve implicado el sistema inmunitario (se liberan inmunoglobulinas E específicas contra ese antígeno) y los síntomas son más variados (no se limitan a una afectación gastrointestinal).
¿Qué causa la alergia a los alimentos?
Las alergias alimentarias se producen por una reacción de nuestro sistema inmunológico, que reconoce al alérgeno (parte proteica del alimento) como intruso.
Para sufrir una reacción alérgica, la persona sensible debe haber estado expuesta a ese alimento al menos una vez con anterioridad. Durante ese primer contacto no desarrollarán los síntomas alérgicos, pero el sistema inmune si identificará ese alérgeno como intruso. De este modo en la siguiente exposición originará la reacción, que implica la liberación de la histamina, desencadenando así la sintomatología alérgica.
Las consecuencias de una alergia alimentaria pueden ser leves (erupciones cutáneas, sensación de hormigueo en la boca, inflamación de la cara, dolor de estómago, vómitoso diarrea) o muy graves (perdida de conciencia, dificultad respiratoria o choque anafiláctico pudiendo conducir a la muerte en casos extremos).
Principales alérgenos alimentarios.
Si bien existen más de 160 alérgenos identificados, 8 alimentos provocan más del 90% de las alergias alimentarias. Estos son:
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Leche
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Huevos
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Pescado (alergias a un pescado concreto):
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Crustáceos
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Frutos secos (almendras, nueces, anacardos…)
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Cacahuetes
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Trigo
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Soja
Etiquetado de alimentos.
La legislación europea actual (Directiva 2003/89 CE) establece que todos los productos comercializados deben informar en su etiquetado de presencia de alérgenos, aunque no sean ingredientes fundamentales y se encuentren en cantidades muy pequeñas (trazas).
Además es preciso que las industrias alimentarias prevengan la incorporación de estos potenciales alérgenos por cualquier tipo de contaminación en la cadena alimentaria.
Equipo HS Consulting
Fuentes: Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN)
FDA (Food and Drug Administration)